Pedro estaba en la cárcel, atrapado entre dos cadenas y con dos guardias al cuidado de él. Una noche apareció un Ángel que le soltó las cadenas y lo dejo libre para que pueda salir tranquilamente y no ser visto por nadie. Al salir Pedro fue a la casa de María donde estaba un grupo reunido para orar. Nadie creía que Pedro estaba ahí.
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